
Las solemnidades de Semana Santa son el punto culminante de las festividades religiosas de la ciudad de Braga. Considerada la más solemne del país y una de las más significativas de todo el mundo cristiano, la Semana Santa de Braga es sinónimo de fe, devoción y respeto, evocando la tradición cristiana en cada procesión, diurna o nocturna, durante el tiempo de Pascua.
Coloreando la ciudad en tonos morados, la Semana Santa es la época que más visitantes atrae a Braga, en busca de las majestuosas procesiones, algunas de las cuales están marcadas por el silencio de quienes contemplan la pesada marcha de los farricocos (figura tradicional en esta época). La Procesión Bíblica Seréis Mi Pueblo, comúnmente conocida como la Procesión del Asno, la Procesión del Señor Ecce Homo y la Procesión del Entierro del Señor, que tiene lugar el Viernes Santo y marca el final del ciclo de procesiones, son los momentos más llamativos de estas solemnidades. ¿Qué son los farricocos?
Considerados figuras inquietantes, vestidos totalmente de negro, con una túnica ("balandraus") ceñida por una cuerda y un capirote también de color negro sujeto con una cuerda, los farricocos son uno de los protagonistas de la Semana Santa de Braga.
Con sólo dos aberturas en la zona de los ojos, las túnicas negras van acompañadas de los pies descalzos en señal de penitencia -inspirada en el Antiguo Testamento- y permitiendo el anonimato.
Punto culminante de la procesión del Ecce Homo el Jueves Santo, los farricocos recorren las calles de la ciudad haciendo girar sus nunchakus o "rouge-ruge", una especie de máquina de hacer ruido de madera montada sobre palos negros. Al hacerlos girar, los farricocos captan la atención de la gente. Los fogaréus, que portan los farricocos que no tienen nunchakus, también forman parte de esta procesión, llamando a los "pecadores públicos" a la "endoença" o perdón de la Iglesia. Los fogaréus son cuencos de metal que se elevan sobre altos palos negros y contienen piñas ardiendo.
En la Procesión del Entierro del Señor, el Viernes Santo, los farricocos también están presentes, abriendo la procesión, pero en silencio y arrastrando por el suelo sus nunchakus y sus hogueras apagadas.

